sábado, 19 de junio de 2010

Huaricapcha

Alrededor del año 1830, los enormes pastizales de la Hacienda Paria se extendían por todos los confines de lo que es Cerro de Pasco, opulenta ciudad y capital minera del Perú.
Cuentan que por aquel tiempo, un pastor llamado Santiago Huaricapcha, había salido muy temprano conduciendo sus ovejas a pastar por aquellos verdes pastizales.
El tiempo soleado por la mañana y muy pronto se desencadenó una fuerte nevada. Huaricapcha se había alejado demasiado de la casa hacienda y se veía amenazado por la fuerte ventisca.
Para guarecerse, entró en una cueva donde esperó que la furia de la nevada sosegara. Más ésta aumentaba y pronto llegó el atardecer y la noche.
Cada vez el frío era inclemente, no obstante sus grandes manguillas, su chullo, su poncho y su grueso calzón de lana negra. Huaricapcha sentía el frío en toda su intensidad.
Para atenuar su inclemencia, encendió una fogata con el ichu que encontró en el interior de la caverna. Puso harto fuego, y cuando ya estaba algo aliviado, sacó la coca de su “huallqui” (bolsita de cuero de oveja) y comenzó a “chacchapar” (masticar coca), mientras atizaba el fuego de vez en cuando. Muy pronto se quedó dormido.
A la mañana siguiente, la claridad del día inundó la cueva, Huaricapcha quedó asombrado. De las piedras que había utilizado para hacer el soporte de la fogata, colgaban brillantes y finísimos hilos blancos.
Intrigado por aquellas formaciones, las metió en su huallqui, las llevó a Pasco y, las entregó al señor Juan José
Ugarte, quien al poco tiempo comenzó a beneficiarse de las primeras minas de plata, siendo éste el origen del mineral de Cerro de Pasco.

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