Hombres Que Dejaron Huellas



Daniel Alcides Carrión

Nació en Cerro de Pasco, Perú, el 13 de agosto de 1857. Hijo del médico y abogado Baltasar Carrión de Torres y de Dolores García Navarro
Realizó sus estudios primarios en la escuela municipal de Cerro de Pasco, sin embargo el fallecimiento accidental de su padre, lo dejó huérfano a la edad de 8 años, por lo que debió continuar sus estudios en la ciudad de Tarma al cuidado de un familiar de su madre.
A los 14 años de edad se trasladó a la ciudad de Lima e ingresó al Colegio Guadalupe, donde cursó de 1873 a 1878 la enseñanza secundaria y media con calificaciones excelentes. Una vez alcanzado el título de bachiller, se matriculó en 1878, en la Facultad de Medicina de la Universidad Mayor de San Marcos, para cursar los estudios médicos, los que realizaría con notable éxito.
Daniel Alcides Carrión, en estado de agonía, fue trasladado a la Maison de Santé, el 4 de octubre y falleció al día siguiente, era el 5 de octubre de 1885, habiendo transcurrido cuarenta días desde la inoculación. Sus últimas palabras fueron: -C´est fini: esto se acabó-. Antes de las mismas alcanzó expresar el deseo de que los estudios siguieran adelante, consciente de haber contribuido al mejor conocimiento de la dolencia que hoy lleva su nombre: "Aún no he muerto..amigo mío; ahora les toca a ustedes terminar la obra comenzada, siguiendo el camino que les he trazado.
Los restos de Daniel Alcides Carrión se encuentran en el Cementerio Presbítero Maestro. A manera de homenaje, muchas instituciones académicas y civiles, entre hospitales, estadios y centros de enseñanza llevan su nombre.

Héroe nacional

El 7 de octubre de 1991, el gobierno peruano anunció una ley (Ley N º 25342), declarando a Daniel Alcides Carrión García, como un "héroe nacional" Siempre sera recordado por sua porte hecho a la humanidad.

Alberto Brandini

Otros de los poetas surgidos en esta primera etapa del pasado siglo es otro descendiente italiano, Alberto Brindani, que si bien es cierto que no alcanzó el vuelo de Ferrari; sin embargo fue muy prolífico.

Ambrosio W. Casquero Dianderas

Hay familias, en las que el talento, es un patrimonio que se recoge con el apellido y es su deber, casi sagrado, hacer buen uso de la herencia, honrando debidamente, a quienes con sacrificio y empeño, fundaron una estirpe. El fundador de la gran dinastía de maestros y artistas de apellido Casquero, es Ambrosio. Nació el 4 de abril de 1898 en el Cerro de Pasco, del matrimonio de don Daniel Casquero Castro y doña Lidia Vianderas Urbina. Fué inscrito en el registro correspondiente, como: Ambrosio Isidoro Casquero Dianderas; pero más tarde, por propia decisión y en plena juventud, determina firmar con una W. en lugar de su segundo nombre en homenaje al escritor norteamericano que había alimentado sus sueños de niño: Washington Irving. Las primeras letras que lo ponen en los umbrales de la inquietud, las recibe en la Escuela Municipal de esta ciudad, donde los distinguidos maestros de brillantes generaciones cerreñas, don Antonio Martínez y don Ángel Ramos Picón, llenan su mente sedienta de saber, con hermosas y magistrales lecciones. Concluida brillantemente su primaria, ante la imposibilidad de ir a Lima a seguir estudios secundarios, como algunos ricos; y antes de quedarse rezagado, como muchísimos pobres; con especial dedicación y esfuerzo, decide prepararse él mismo, rodeándose de valiosísimas obras literarias. A temprana edad, no sólo lee ávidamente a los clásicos de la Edad de Oro, sino también a Espronceda, Zorrilla, Becquer, Campoamor, Gabriel y Galán, Núñez de Arce; y las traducciones de Balzae, Víctor Hugo, Dumas, Irving, Poe, Zolá, Dostoyevski y muchos más. Su formación es eminentemente romántica. Sus inquietudes poéticas están encaminadas a descubrir el hermoso color local de sus vivencias. Canta al amor con todas sus implicancias; a la noche con sus inextricables misterios; a la muerte que cierra los ojos de sus amigos, de sus padres, de su hermana; a las ruinas que comienzan a adueñarse de las calles y callejones del Cerro de Pasco. Se convierte en un meditativo contemplador de todo lo que le rodea. Taciturno y misterioso revela en sus versos toda la tristeza y angustia que ahoga su espíritu inconforme. Sin embargo, después de deambular brevemente por campos del pamasianismo, simbolismo, criollismo, indigenismo y vanguardismo, se afinca definitivamente en el modernismo, inspirado por la recia personalidad poética de Chocano y Eguren. En el Cerro de Pasco, influenciado por las continuas visitas del gran poeta tarmeño, don José Gálvez Barrenechea, que en memorables conferencias y recitales, revela, no sólo el valor de su talento, sino también los atractivos del modernismo; Ambrosio busca el asentamiento de su personalidad poética. Con la colaboración de nuestro poeta nacional, Enrique Bustamante Ballivián, residente en el Cerro de Pasco, en su condición de Prefecto del Departamento, encuentra la definición de sus inquietudes poéticas.Pero es con el tempranamente desaparecido poeta iqueño Abraham Valdelomar, con quien Ambrosio llega a identificarse plenamente; porque Valdelomar afinca su esteticismo modernista en su tierra soleada y canta a su provincia, a la vida familiar, a los  Paisajes marinos de su aldea y a los hombres de aquellos parajes. Ambrosio, hace lo propio en el Cerro de Pasco.
Fuente: Compendio INEI